miércoles, 2 de marzo de 2011

Las chicas le tienen más miedo al embarazo que al sida En 2010, según cifras oficiales, fueron más las mujeres que los varones que se infectaron con el virus del sida en la franja etaria de entre 15 y 24 años. Los especialistas advierten que las jóvenes están más preocupadas por evitar el embarazo que por contagiarse con el VIH y por eso usan métodos anticonceptivos, pero no preservativos en sus relaciones sexuales. Todos reclaman más campañas de prevención y de información. “Cuando tenía 18 años me infecté de sida en una relación sexual. Tomaba anticonceptivos, porque a lo que tenía más miedo era a quedar embarazada, pero no usaba preservativo. No pensaba que me podía pasar, tampoco se hablaba en mi casa del tema”; cuenta a PERFIL Daiana, de 22 años. La noticia se la dieron en un Hospital de la provincia de Buenos Aires en el que se hizo estudios porque estaba embarazada. “No quería ver a nadie por miedo a contagiarlo. Fui perdiendo el miedo a medida que me informaba. Hay mucha gente que ignora, como me pasaba a mí, que el VIH no se contagia por compartir un mate ni por dar un beso”. Ahora, Daiana reclama más prevención. “Desde que vivo con VIH me cuido con preservativo porque me agarró mucho miedo de estar con otra persona y contagiarla”. Y confiesa: “Nadie te quiere contratar por miedo a que lo contagies o que faltes seguido porque te enfermás”. Las cifras. El último informe global presentado en diciembre de 2010 por ONU-Sida, el programa conjunto de Naciones Unidas sobre VIH Sida, advierte que creció la transmisión del virus en las adolescentes mujeres de entre 15 a 24 años en comparación con varones de la misma edad. La disminución de la razón hombres/mujeres pasó de ser 2,8 en 2000 a 2,4 en 2008 y del 1,9 en 2000 al 1,6 en 2008, respectivamente. En 2010 se relevaron 2.194 nuevos casos (1.099 mujeres y 1.097 hombres) en esta franja etaria. Entre las principales causas, el informe menciona la falta de uso de preservativo. PERFIL conversó con mujeres que conviven con el VIH desde la adolescencia y con especialistas en salud y educación. Las mujeres entrevistadas coincidieron con Daiana en que falta información sobre cómo prevenir la infección y aseguran que estaban “más preocupadas por evitar el embarazo que por cualquier enfermedad de transmisión sexual”. Además, creían que en relaciones sexuales estables “no era necesario cuidarse”. “Decían que si tenías una relación casual usaras preservativo, pero yo casual le llamaba a encontrar a alguien por la calle y tener relaciones, y generalmente mis novios eran conocidos”, recuerda Susana, de 41 años y con VIH desde los 20. Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), asegura que “los jóvenes están más preocupados por prevenir el embarazo que por el contagio del sida y las otras enfermedades de transmisión sexual, por lo que usan métodos anticonceptivos pero no preservativos”. Y agrega: “muchas veces las adolescentes van a pedir preservativos a los centros de salud y no se lo quieren dar porque son mujeres y menores. Les piden que vayan acompañadas de un mayor”. Según el Boletín Epidemiológico 2010 del Ministerio de Salud nacional, en la Argentina hay 130 mil personas infectadas por VIH, la mitad de las cuales desconoce su condición, y 43 mil afectados permanecen bajo tratamiento. Cada año, el ministerio recibe notificaciones de alrededor de 5 mil nuevos diagnósticos de infección por VIH. PERFIL dialogó con Claudio Bloch, responsable durante años del área de VIH-Sida de la cartera sanitaria nacional, y recientemente reemplazado por Carlos Falistocco: “No tenemos un número total de adolescentes con VIH. Pero sabemos que hay 2.194 casos nuevos Según Bloch, la principal causa de transmisión del virus son “las relaciones sexuales sin preservativo”. En el período 2007-2009, el 88% de los varones y el 84% de las mujeres diagnosticadas se habían infectado de esta forma. Bloch asegura que la Dirección de Sida y ETS “está funcionando bien” y lo detalla: “El área brinda tratamiento antirretroviral para 29.800 personas, seguimiento de laboratorio para 42 mil personas con VIH, reparte 3.500.000 mil preservativos mensuales en 1.800 puestos fijos y hay más de 550 centros de testeo voluntario gratuito y confidencial en todo el país”. En relación con la entrega de medicamentos retrovirales resume que “está estable y normalizada”, y en cuanto a las campañas de prevención dice que “hay desarrollo en trabajo con poblaciones vulnerables, tales como en los centros de prevención y atención integral dentro de hospitales públicos para población gay y travestis, en cárceles, subsidios para trabajar el tema de prevención primaria y secundaria en personas viviendo con VIH, en trabajadoras sexuales y en personas trans”. Más prevención. Otro caso. Jessica tiene 18 años y desde que nació vive con VIH por infección de vía vertical, por lo que se cuida con preservativo desde su primera relación sexual “para no transmitir el virus”. Desde adentro, cuenta a PERFIL: “Las chicas de mi edad no se cuidan, no toman conciencia del riesgo, y en algún punto las entiendo, a mí no me quedó otra”. Suele hablar con su familia de los cuidados de su salud, también en el hospital donde se atiende y “algo de prevención en la escuela, pero no mucho”. “Hacen falta más campañas de concientización, además de repartir volantes en la calle para difundir que en los hospitales hay charlas de prevención de enfermedades de transmisión sexual y que ahí mismo podés retirar preservativos”. Jessica segura que tiene una vida como cualquier otra adolescente, siempre y cuando controle que “no me bajen las defensas y tome tres veces por día los medicamentos retrovirales”. Para Marcela Alsina, coordinadora regional del Movimiento Latinoamericano y Caribe de Mujeres Positivas y quien vive en carne propia las consecuencias del VIH, el día a día también es duro. En primer lugar, reclama “la ejecución del presupuesto destinado a prevención del VIH en la provincia de Buenos Aires –donde se concentra casi el 50% de la epidemia– ya que tiene 11 millones de pesos y no los ha ejecutado”. Por otro lado, explica que “por la falta de una firma del Ministerio de Economía en la última partida presupuestaria destinada a la compra de medicamentos retrovirales, hay faltantes en muchos de los hospitales de bonaerenses”. Para quienes deben convivir con el virus, la demora de este tipo de medicamento, que evita que el cuadro se agudice, puede ser letal. Alsina también cuestiona la falta de trabajo coordinado entre los ministerios de Salud y Educación. “Necesitamos tener una mesa de gestión nacional articulada entre los distintos ministerios donde se desarrollen políticas en conjunto para abordar el VIH sida. Mientras Educación siga con la Ley de Educación Sexual Integral, pero no trabaje en conjunto con el Ministerio de Salud no se podrá incidir plenamente, y sin una buena prevención la epidemia nunca se acaba.” Para la presidenta de FEIM, “necesitamos hacer más prevención para evitar que siga creciendo el número de nuevos infectados, en los que predominan jóvenes y mujeres, dos grupos en los cuales la prevención prácticamente es nula. En el país sólo está disponible el preservativo masculino, el femenino no existe ni en los comercios, ni lo distribuye el ministerio”. Bianco cuestiona la falta de cuidado en la dirección del mensaje de prevención contra el VIH: “se focaliza en que el riesgo de infección es mayor en los grupos más vulnerables –adictos, homosexuales o trabajadores sexuales– y deja a la mujer ‘común’ afuera. Esto es muy grave, ya que cuando cualquier mujer como vos, o yo, no se sienten interpeladas, en general, no creen que deben usar preservativo, ya sea en relaciones ocasionales o estables”. Enemigo íntimo. Un reciente informe de Feminización del VIH de FEIM y Unifem (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer) advierte que para muchas mujeres, conocer a una persona, relacionarse con la familia del chico o sus amigos, brinda una sensación ilusoria de seguridad frente a la infección del sida. Se considera al matrimonio y a la pareja estable como medios de protección, y se ignoran las frecuentes infidelidades que se pueden dar y los abusos sexuales a que las mujeres se ven expuestas en una relación de pareja violenta. “No sabía cómo hacerle entender a mi novio que tenía que usar preservativo –recuerda Teresa de 42 años y con VIH desde los 18–. Se lo pedí sólo dos veces, pero si le pedía que usara preservativo él decía que yo andaba con otro, entonces dejé de pedirle que los usara”.


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